miércoles, 4 de septiembre de 2013

La Antigua Roma: la Monarquía

La historia de Roma está dividida en tres periodos distintos, basados en diferentes formas de gobierno: la Monarquía, la República y el Imperio. El periodo en el que nos centraremos ahora es el primero de ellos, la Monarquía.


La Monarquía (753 - 509 a. de C.)

En la fundación de Roma la leyenda y la realidad se confunden. Según la leyenda, Roma fue fundada por Rómulo y Remo, descendientes del héroe griego Eneas, que llegó a Italia huyendo de Troya. Rómulo y Remo eran hijos de Rea Silvia, hija del rey de Alba; su madre los depositó en un cesto, sobre las aguas del Tíber, para librarlos de la persecución de su tío, que pretendía arrebatarles el trono de Alba. Así llegaron los dos hermanos al pie de la colina del Palatino, donde una loba los libró de la muerte, amamantándolos, y unos pastores los criaron.

Sigue la leyenda atribuyendo a Rómulo la fundación de Roma. Siguiendo una tradición etrusca, Rómulo marcó con un arado, conducido por un buey blanco, el surco sobre el que se asentarían las murallas de la futura ciudad (la Roma quadrata) y seguidamente dio muerte a su hermano, que se atrevió a desafiarle traspasando el surco.

Estatua que representa a Rómulo y Remo.
Según testimonios históricos, a comienzos del siglo VIII, Italia estaba poblada por pueblos diferentes: los galos habitaban el valle del Po, la Galia Cisalpina; los italiotas poblaban la Italia central; en el Sur, en la Magna Grecia, se habían instalado los griegos. En sus orígenes, Roma, un pueblo de pastores asentado en el Palatino, fue probablemente una colonia de Alba.

En el transcurso del siglo VIII a. de C. los etruscos se instalaron en las Siete Colinas y gobernaron la ciudad de Roma. La leyenda habla de la existencia de cuatro reyes en Roma antes de la llegada de los etruscos: Rómulo; Numa Pompilio, que dio a su pueblo las primeras ideas religiosas; Tulio Hostilio que luchó contra el reino de Alba y venció; y Anco Marcio, que fundó la ciudad de Ostia, a orillas del mar. Les siguieron tres reyes etruscos: Tarquino el Viejo, que construyó la primera cloaca romana, la Cloaca Máxima; Servio Tulio, que construyó una muralla alrededor de Roma y dividió a la población en clases de acuerdo con su riqueza, y Tarquino el Soberbio, que extendió el dominio de Roma sobre toda la región del lacio. El gobierno despótico de este último rey originó el levantamiento de los nobles romanos que, en el año 509 a. de C., lo expulsaron y establecieron la República.


Organización económico-social y política

La actividad económica de la Roma primitiva fue sobre todo rural. Bajo la dominación etrusca se desarrollaron el comercio y la metalurgia, aprovechando los abundantes recursos metálicos de la región.

La base de la sociedad etrusca era la familia; las familias que tenían un antepasado común se reunían en gentes (tribus); cada gens podía tener a su vez clientes, es decir, personas sometidas que prestaban servicios y obediencia a cambio de protección.

La población se dividía en dos grandes grupos:

Los patricios eran los únicos que tenían derechos ciudadanos; los que poseían el linaje (gens), base de su posición social y de su riqueza. 

Los plebeyos, miembros de la plebe, que carecían de todo derecho; podían convertirse en esclavos pro deudas.

Patricios y plebeyos.
Los patricios formaban la asamblea de los comicios curiados, que participaba en las tareas de gobierno, junto al rey. El Senado, asamblea de jefes de las principales familias, aconsejaba al rey en las tareas de gobierno.

Los reyes etruscos fueron monarcas absolutos, que además de las tareas de gobierno ejercieron las funciones de sumos sacerdotes y jueces supremos.

Los etruscos alcanzaron un desarrollo económico y cultural superior al del resto de los pueblos que entonces habitaban la península italiana. Fueron importantes constructores, como atestiguan sus obras de ingeniería y grandes orfebres. Entre las aportaciones etruscas a la cultura romana figuran gran parte de sus fundamentos religiosos y el arte religioso de la adivinación: los auspicios u observación de la conducta de los animales, ya que se pensaba que constituían presagios positivos o negativos que afectaban a las decisiones políticas. Los romanos heredaron también de los etruscos el uso del arco y de la bóveda en los edificios y el realismo en el retrato.

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